sábado, 1 de diciembre de 2007

DE GUARDIA... ¡EN PUERTAS!


Esta foto corresponde a uno de los pocos momentos de relax que solemos tener durante el horror/peñazo de las guardias de puerta, el martes pasado, donde aparezco con Diego, mi co-R de Endocrino. Y es que las últimas guardias están siendo bastante atípicas en cuanto al volumen de gente respecta porque aún cuando siempre tenemos a los broncópatas habituales la verdad es que la carga asistencial ha bajado un poco (de todas formas yo mantengo mi sospecha de que el martes pasado el fútbol tuvo bastante que ver porque aunque parezca inverosímil mucha gente mejora espontáneamente de sus dolencias cuando televisan un partido importante; ese día la guardia fue tranquila aunque en torno a las 23 h llegó un inesperado "minibús geriátrico" como le llamo yo a unos cuantos ancianitos que llegan de golpe). Otras veces también hay momentos de relax durante la guardia que constituyen "la calma que precede a la tempestad" (a veces cuando hay partido también pasa porque llegan todos los futboleros de golpe al acabar el encuentro) porque cuando las áreas de Observación y Pre-ingresos están colapsados y no hay cubículos libres para pasar a los muchos pacientes que hacen cola en el pasillo para ser valorados, los médicos que estamos en los controles estamos tranquilos aunque en realidad eso es "pan para hoy y hambre para mañana" porque lógicamente esas guardias auguran noches duras en cuanto se empiezan a movilizar los pacientes "atascados" en Observa o en Pre-ingresos. Esto es malo, pues, tanto para los pacientes, que obviamente aguardan durante bastante tiempo a pasar a los boxes- como para los residentes que tenemos luego que evaluar varios pacientes de golpe, cada cual más apurado. En fin, que Urgencias es un caos y los que ya me conocen ya saben que para mí que nunca me gustaron las urgencias médicas, constituyen un horror, un infierno (je je, curiosamente además el departamento está situado en el subsuelo 2 del hospital; por algo será...). Pero bueno, no todo había de ser malo. La gente, salvo escasas excepciones, es genial, tanto los adjuntos como los compañeros de grupo, gente con la que realmente merece la pena estar y con la que se puede contar para cualquier duda o problema y los pacientes en general suelen ser bastante respetuosos y compresivos, aunque algunos familiares tienen el particular don de la oportunidad de pedirte información cuando más atareado estás y cuando más pacientes tienes, después de que a lo mejor has pasado dos o tres veces por el cubículo del paciente para informar sin encontrar a ningún acompañante o le has dado información al mismo paciente en caso de que éste sea competente. Por otra parte, entre la rutina de broncópatas, cardiópatas descompensados y pacientes pluripatológicos de vez en cuando se ven cosas muy originales como por ejemplo rotura de cuerpos cavernosos; y como diría una compañera de grupo, aunque realmente no se aprenda Medicina (se aprenden protocolos, directrices, etc.; cogiendo incluso, como piensan los internistas, muchos vicios) se aprenden técnicas, a discernir lo grave de lo no urgente (y creedme que aunque no en cubículos, fuera en la zona de las consultas -llamadas por nosotros "Filtros"-, donde se viven las peores guardias no solamente en cantidad sino en calidad, hay mucha patología banal: resfriados, entorsis de tobillo grado 1-2, cistitis, lumbalgias crónicas, etc. comiéndonos los residentes de hospital mucha patología que debiera atenderse exclusivamente en Primaria) y a saber qué cosas se pueden decir y cuáles no; y apostillo yo, pulir la anamnesis porque con tánto "síndrome del noroeste" que hay por aquí de pacientes que no saben si vienen o si van (esperemos que no me tenga que ver nunca en la tesitura de pedirle matrimonio a una gallega), uno se curte en el arte del interrogatorio -aunque sea en contra de su voluntad porque la verdad es que a mí el trato interpersonal con el paciente nunca me interesó demasiado y la anamnesis siempre me cargó un poco, motivo por el que elegí una quirúrgica para trabajar con pacientes -no con radiografías- vivos -no con cadáveres- pero dormiditos-, de forma que si eres capaz de sacar algo en claro de un abuelito de una aldea remota que no sabe ni qué enfermedades padece entonces podrás interrogar a cualquier paciente del mundo mundial. En fin, toda una experiencia, probablemente necesaria para la formación de un R1 (aunque yo particularmente discrepo en cuanto a la duración) aunque claramente mejorable con el beneficio que ello supondría tanto para los "resistentes" como para los pacientes. Lo mejor, que como todo y como me han recordado varios compañeros, "las guardias tienen siempre un final" y ese final está a seis meses vista, la mitad que cuando aterricé en el CHUS.
Por el momento, los R1 estamos allí, al pie del cañón, de "porteros" viviendo la "fiesta del pasillo de Urgencias" (solamente falta poner una bola de espejos y música para que el ambientazo sea completo), porque la puerta está 24 horas abierta, como las piernas de las meretrices (disculpad el comentario un tanto soez pero es que estaba a huevo).

No hay comentarios: